Según Edo y Ballester (2006) las
reacciones emocionales que pueden experimentar las personas con VIH se pueden
calificar como:
- Universales: ya que estas emociones pueden ser experimentadas por las personas con VIH en todas las partes del mundo.
- Generales: ya que estas emociones no solo las pueden experimentar personas con VIH.
- Lógicas: por tratarse de respuestas ante un suceso estresante que pone en peligro a su existencia.
- Variables: dependerá de cada individuo su reacción emocional teniendo en cuenta el estado psicológico de cada uno/a.
Las personas con menor desarrollo
de su inteligencia emocional (IE) son más propensas a sufrir emociones
negativas como el estrés, la depresión, la ira, la ansiedad, entre otras. Estas
emociones negativas debilitan la eficacia de las células inmunológicas y están
relacionadas con el descenso de dicha actividad (Iglesias, Gaspar y Martell, 2009).
Por su parte Edo y Ballester (2006) señalan los siguientes aspectos
psicológicos manifestados por los y las pacientes con VIH: baja autoestima,
miedo a perder el atractivo físico, hipocondría, negación, irá, aceptación,
resignación, preparación para la muerte, somatización, síntomas obsesivo
compulsivos, exacerbación de la homofobia, pérdida de memoria, fobias específicas,
trastorno de personalidad antisocial, deseo sexual hipoactivo, abuso del
alcohol, problemas de sueño, desmoralización, uso excesivo de sedantes, consumo
de drogas, entre otros.
Por otro lado Iglesias, Gaspar y
Martell (2009) apuntan que una buena disposición de la IE dota emociones
positivas que realizan un impacto beneficioso en el sistema inmunológico. Un
óptimo desarrollo de la IE en las personas con VIH puede prevenir una valoración
prematura del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), fomentando
óptimos niveles de autoestima, estados anímicos positivos y una deseable
satisfacción con la vida.
"Altas puntuaciones en IE se han asociado con una mejor recuperación ante eventos negativos; menor nivel de estrés ante estresores; mayor empatía, optimismo y mejor calidad en las relaciones interpersonales así como menores niveles de estrés; mayor satisfacción vital, menor alexitimia y puntuaciones más bajas en sintomatología rumiativa, ansiosa y depresiva; menor número de pensamientos de venganza y de enfado tras un conflicto y mejor calidad de vida relacionada con la salud física y mental, entre otros" (Iglesias, Gaspar y Martell, 2009, p. 20).
Bibliografía:
Edo, M.T., y Ballester, R.
(2006). Estado emocional y conducta de enfermedad en pacientes con VIH/SIDA y
enfermos oncológicos. Revista de psicopatología y psicología clínica, 11(2),
79-90.
Iglesias, D.S., Gaspar, A.P., y
Martell, Y.C. (2009). La inteligencia emocional en personas que viven con VIH.
Duazary, 6(1), 10-24.
No hay comentarios:
Publicar un comentario